jueves, 25 de junio de 2015

En busca de la felicidad, nuestras necesidades

¿Cuántas veces hemos oído “no me siento realizada”, “no se puede ser feliz porque siempre falta algo”

Ambas afirmaciones giran entorno a un concepto más abstracto y difícil de integrar en nuestras vidas: el Ser

En esta primera parte pondremos atención a nuestro ser, pero no en un sentido abstracto, ni religioso, sino más cercano y efectivo, es decir esa esencia humana que se manifiesta en cada decisión, en cada acción, nuestro compromiso con las consecuencias. Este Ser define nuestra vida y por lo general le prestamos poca atención, parece que solo reflexionamos sobre nuestro ser de forma distorsionada, cuando las cosas van mal, fruto en muchos casos, de creencias y educación negativa.

Veremos que lo que nos hace humanos son nuestras necesidades y nuestras



 1-    EN BUSCA DE LA FELICIDAD

En busca de la felicidad actuamos siempre en función de nuestras necesidades y de acuerdo con nuestros impulsos para satisfacerlo, y esto no cambia sea cual sea el ámbito en que nos encontremos, círculo, laboral, familiar, de amistades, en nuestro tiempo libre  en cualquier momento de nuestras vidas.

Pero ¿son todas nuestras necesidades igual de importantes? ¿Satisfacerlas nos aporta siempre un grado superior de felicidad? ¿Nos hace crecer como seres humanos?

Vamos ha reflexionar en las necesidades  humanas de Abraham Maslow, inpulsor de la psicología humanista:motivaciones.




Estas necesidades se activan escalonadamente y són los motores de nuestra acción, pero también pueden solaparse, según los niveles de satisfacción que hayamos conseguido, y pueden actuar simultáneamente.

En la base de la pidámide encontramos las necesidades fisiológicas, alimentación, descanso y cuidados esenciales, son las que estamos obligados a satisfacer por nuestro instinto de supervivencia.

En el segundo escalón, se encuentra la necesidad de seguridad,  cuando no esta cubierta nos producirá miedo y inseguridad. El apego también instintivo desde el momento en que nacemos.

En el tercer nivel encontramos el amor y la necesidad de pertenencia. Cuando tenemos cubiertas los dos primeras necesitamos formar parte de un grupo porque somos seres sociales, familia, amigos deseamos la amistad, afecto familiar.

El cuarto nivel es la necesidad de reconocimiento, deseo de ser respetado, aumentar  nuestro prestigio, admiración, poder. Solemos enfocarnos a los demás para satisfacer esta necesidad cuando en realidad deberíamos empezar por nosotros mismos, es decir querernos y respetarnos, eso es autoconfianza y autoestima.

Abraham Maslow consideraba estos cuatro primeros niveles de la pirámide necesidades de déficit, es decir motores que solo se ponen en marcha cuando las personas sienten la carencia, si no hay sed el cuerpo y la mente se olvidan del agua.

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